desperté en una cama que no es la mía

desperté en una cama que no es la mía, sostenida por unas garras dubitativas de alguien que me ama. mientras, pendulo entre el deber y el hacer, entre el cumplir y el disfrutar, entre vibrar y sufrir.

antes, durante la luna, nuestros cuerpos, el de quien me ama y el mío, emergieron como sobrevivientes de una isquemia afanosa. ¿cómo llamamos a lo que es Alzheimer pero del cuerpo? nuestros ritos no habían muerto. ¿no hay, entonces, eutanasia para el deseo? ¿no era esta la posguerra?

sin embargo, ya no soy la misma.

también yo amé a ese que me ama y golpeando contra paredes de viento le confesé tiempo atrás que no había nada más real que su piel y su poesía.

sin embargo, ya no soy la misma.

habito mis días en silencio, me acaricio mi propia piel y escribo mis versos sin bastones. me envuelve en algún rato ocioso su cuerpo como me envuelven otros cuerpos, como me envuelven mis manos durante la noche.

no. ya no soy la misma.ya no amo más que a la luna amarilla de algunos cielos, al candor del alimento cotidiano, a mis ojos que todo lo buscan.

ya no amo a nadie más que a mí misma.

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